Ampliar el acceso al aborto en México: lecciones aprendidas del Centro Mujeres
¿Cómo lo consiguieron en México?
Diez días antes de que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos tumbara la sentencia Roe contra Wade, el estado mexicano de Baja California Sur comenzó a aplicar el Decreto 2832, una ley estatal que despenaliza el aborto. El Centro Mujeres, uno de los socios financiados por WomenStrong International, lideró la campaña para aprobar esta progresista ley a nivel comunitario.
En el hemisferio norte podríamos aprender mucho de los activistas del sur global si les prestásemos atención. Los activistas de los países en desarrollo y emergentes podrían enseñarnos la importancia de poner los derechos humanos en el centro de nuestras acciones, recordarnos que pertenecemos a un movimiento internacional en pro de la justicia y los derechos reproductivos y explicarnos el interés de dar voz a las personas que trabajan con las mujeres y los adolescentes en sus comunidades.
Las directoras del Centro Mujeres, Teresa Shields y la Dra. Mónica Jasis, evocan el éxito de su iniciativa, reavivan las esperanzas y sacan las principales conclusiones del caso de México con Greg Loughlin, egresado de WomenStrong International.
Estas son las lecciones que permitieron al Centro Mujeres generar el impulso a largo plazo necesario para aprobar el Decreto 2832:
- Nadie puede hacerlo solo.
- Hay que colaborar con nuestras comunidades y con nuestros políticos.
- ¿Quién puede defender nuestros valores? Hay que educar a nuestros líderes y aliados potenciales.
- Hay que adaptar nuestro enfoque para que encaje con las muchas caras de un gobierno.
- Hay que abandonar el modelo patriarcal y compartir el liderazgo.
- Ayudar a un instituto valió al Centro Mujeres un poderoso aliado.
- Nunca, nunca, nunca hay que rendirse.
Líderes como Mónica Jasis y Teresa Shields también nos recuerdan algo que es fácil de olvidar en la actualidad en los Estados Unidos: El cambio progresista es posible. Ha llegado la hora de entablar contacto y avanzar.
Sabíamos que podía pasar, pero la decisión fue todo un mazazo.
Intuí que algo terrible había pasado cuando mi muro de Twitter se vio inundado por una concatenación de interjecciones («¡Qué desastre!», «¡Madre mía!», por quedarme con los más finos) el 24 de junio de 2022. Solo tardé unos instantes en descubrir qué era lo que había pasado: tras 49 años de vigencia, el Tribunal Supremo de los Estaos Unidos había revocado la sentencia Roe contra Wade.
El derecho al aborto, amparado en el derecho a la privacidad, se había esfumado. El Tribunal Supremo había abierto la veda a la persecución de las mujeres y de las clínicas de interrupción voluntaria del embarazo.
En medio de esta vorágine de confusión, indignación y abatimiento, no pude evitar acordarme de la intervención de Teresa Shield durante uno de los debates del Laboratorio de Aprendizaje de WomenStrong International unos meses antes.
Teresa, codirectora del Centro Mujeres de La Paz, en México, había explicado que su organización estaba trabajando en el estado de Baja California Sur para promover una ley que legalizara y ampliara el acceso al aborto, después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarara que los estados no tenían base jurídica para tipificar el aborto como delito. Aquel día, la conversación acabó yendo por otros derroteros. Pero, tras leer la noticia, en un intento por mantener viva la esperanza, recordé su historia.
Entonces me pregunté: ¿cómo puede ser que México, un país eminentemente católico y de tradición patriarcal, estuviera ampliando el acceso al aborto mientras que los Estados Unidos, el autoproclamado epítome de la libertad en el mundo, estaba retrocediendo en esta materia? ¿Cómo lo habían logrado en México? ¿Qué lecciones podríamos aprender de allí?
Pregunté a WomenStrong International y a las directoras del Centro Mujeres, Teresa Shields y la Dra. Mónica Jasis, si podía entrevistarlas para descubrirlo. Me dieron permiso.
He aprendido mucho de las mujeres que lideraron la campaña en pro del derecho al aborto en México.
La Dra. Mónica Jasis es médica, investigadora y experta en salud pública. Teresa Shields es una experimentada gestora de organizaciones sin ánimo de lucro. En 1994, fundaron juntas el Centro Mujeres en la ciudad de La Paz, en México.
Esta organización utiliza los programas comunitarios, la formación y el activismo político como mecanismo para promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos de mujeres, jóvenes y emigrantes estacionales en Baja California Sur, un estado en el sur de la larga península en la costa oeste de México.
«Sabíamos que nuestra lucha no daría resultados a corto plazo, sino a largo plazo», explica Mónica. «Partíamos desde cero».
En 1994, solo era legal abortar en el estado de Baja California Sur en caso de violación, lo que requería «demostrar» que la violación había tenido lugar y obtener la autorización de un juez: dos requisitos inalcanzables para muchas mujeres en un sistema profundamente patriarcal.
Teresa también cuenta que «los derechos humanos no formaban parte del discurso del Gobierno ni de otras instituciones».
¿Cómo pudieron pasar de esto a aprobar el Decreto 2832 y despenalizar el aborto? ¿Y qué aprendieron por el camino?
Sobre el autor
Greg Loughlin es un escritor y activista que vive en Atlanta, Georgia (Estados Unidos). Lleva más de dos décadas trabajando para acabar con la violencia masculina contra las mujeres, lo que incluye la coacción reproductiva. En el pasado, ha desempeñado, entre otros, los cargos de director ejecutivo para la Comisión sobre Violencia Familiar de Georgia y director de iniciativas estratégicas en Men Stopping Violence, lo que lo ha llevado a convertirse en un valioso socio de WomenStrong International.