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¿Podemos discrepar sobre el aborto en las organizaciones centradas en la mujer?

El aborto es una cuestión que suscita fuertes sentimientos. Se trata de una decisión compleja, llena de matices y profundamente personal.

Sería fácil dar por sentado que todas las personas que trabajamos en organizaciones de defensa de los derechos de la mujer opinamos lo mismo sobre el tema, pero no es así. Cada equipo está influenciado por la comunidad en la que se encuentra, y las posturas en cuanto a los derechos reproductivos de las mujeres son muy distintas en función del lugar.

¿Qué podría cambiar si, en lugar de hacer suposiciones, nos comprometiésemos a hablar abiertamente sobre este tema? ¿Qué podríamos aprender si cada uno de nosotros nos preguntásemos cuál es nuestra postura individual sobre el aborto y, por otra parte, cuál es nuestra postura colectiva?

Mujeres Aliadas, una organización colaboradora de WomenStrong que trabaja en el estado mexicano de Michoacán en el campo de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, plantea estas osadas preguntas.

Lisel Lifshitz, Directora Ejecutiva de Mujeres Aliadas, organización colaboradora de WomenStrong; y Greg Loughlin, escritor, defensor de la igualdad de género y participante de nuestro Laboratorio de Aprendizaje.

En esta entrevista Lisel Lifshitz (Dra.) conversa con Greg Loughlin, anterior participante del Laboratorio de Aprendizaje de WomenStrong, sobre la experiencia de Mujeres Aliadas en las conversaciones mantenidas entre el personal y lo que han aprendido de ellas. Las citas de Greg están en negritas.

Hábleme acerca de Mujeres Aliadas.

Promovemos los derechos sexuales y reproductivos y brindamos atención en salud sanitaria sexual y reproductiva a mujeres y adolescentes basándonos en el marco profesional de la partería de la Confederación Internacional de Matronas.

Contamos con cuatro programas: una clínica donde las parteras pasan consulta y atienden partos, una escuela de partería con un plan de estudios de cuatro años, un conjunto de programas para mujeres y adolescentes en donde dialgamos sobre su salud y sus derechos reproductivos.

Mujeres Aliadas está llevando a cabo un proceso intencionado para hablar del aborto. ¿Por qué?

Este proceso lleva en marcha un tiempo, pero se intensificó durante la pandemia. Las mujeres no querían ser atendidas en los hospitales ni en las clínicas públicas porque allí prácticamente solo se atendía a pacientes de COVID. Por tanto, recibimos un mayor número de solicitudes de asistencia relacionadas con abortos, partos y atención prenatal, entre otras cuestiones.

Además, algunas de nosotras pertenecemos al movimiento Marea Verde (el movimiento por el derecho al aborto en Latinoamérica) y, lo que es más importante, a la Confederación Internacional de Matronas, un organismo que está avanzando hacia un enfoque a favor del derecho a decidir.

¿Hay tensión entre el personal con respecto al tema del aborto?

El Consejo Directivo de Mujeres Aliadas, nuestro equipo de liderazgo y yo lo tenemos claro: el aborto es un componente esencial de la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, esta concepción del aborto como un derecho todavía no ha sido plenamente aceptada por todo nuestro personal ni por todas nuestras parteras. Hay confusión y tensión al respecto.

¿Cómo interpreta esa tensión?

En mi opinión, el personal de Mujeres Aliadas es un reflejo de la sociedad. Conformamos un maravilloso y diverso ecosistema. Esto es enriquecedor, pero a veces puede resultar complicado. No estamos de acuerdo en todo. Algunas miembros de nuestro personal son feministas y están a favor del derecho a decidir, mientras que otras son mucho más conservadoras. Toda esa diversidad es necesaria para operar en las comunidades en las que trabajamos.

Sin embargo, cuando algún asunto, como el tema del aborto, incomoda a ciertos integrantes de nuestro equipo,¿en qué medida estamos transmitiendo esa idea completa de los derechos de la mujer? La respuesta no es fácil, y eso nos ha ocasionado dificultades.

Hábleme más sobre cómo encontraron recursos para abordar esta tensión.

Recibimos un financiamiento de Fondo Semillas, un fondo feminista que apoya el poder transformador de las niñas, las mujeres y las personas transexuales e intersexuales en México, para sensibilizar al personal sobre las diferentes posturas sobre el aborto. Los fondos no se destinaron a realizar ninguna acción externa concreta, sino más bien a debatir, ver cómo nos sentíamos y compartir algunas historias. Fondo María, un fondo que proporciona apoyo financiero, emocional y logístico a mujeres que no tienen recursos suficientes para acceder a servicios legales de aborto, moderó los debates.

El personal de Mujeres Aliadas en un taller con Fondo María.

¿Cómo se desarrollaron esos debates?

Fondo María realizó ejercicios de equipo basados en puntos de vista. Nos hacían preguntas y nos íbamos moviendo por el jardín mientras decíamos cuál era nuestra postura. Algunas de las preguntas eran:

  • ¿Cuál es su postura ante el aborto?
  • ¿Cuál es su postura respecto a las decisiones personales?
  • ¿Es el aborto un asesinato?
  • ¿Es un grupo de células una vida?
  • ¿Es un grupo de células un bebé, u otra cosa?
  • ¿Quién tiene el poder de tomar la decisión?

Además, las mujeres que hemos abortado tuvimos la oportunidad de compartir nuestras historias personales.

¿Cómo fueron capaces de gestionar la diversidad de opiniones sobre un tema tan delicado?

Fondo María abordó esta cuestión de forma afectuosa y comprensiva. Nos aconsejaron que no hiciésemos juicios de valor y nos plantearon que cualquier motivo para abortar es válido. Mis colegas y yo no necesitamos pedir razones a last mujeres que atendemos, sino que les ofrecemos la ayuda solicitada sin cuestionarlas. Fondo María nos hizo ver que ya es bastante duro haber llegado al punto de tomar la decisión de abortar. Eso fue muy importante: debemos tratar a todas las personas con respeto y empatía.

Además, nuestro equipo también ha sido víctima de la violencia de género. Nuestras vivencias comunes nos ayudan a mantener la unidad, incluso cuando no estamos de acuerdo.

¿Qué postura adoptó finalmente el equipo ? ¿Cómo acordaron gestionar estas situaciones?

Acordamos que cualquier persona que se sienta incómoda puede remitir a una mujer que nos pide ayuda a otro miembro del personal. No hay ningún problema.

Además, consensuamos que cualquier razón por la que una mujer quiera abortar es válida.

También hemos recibido a mujeres que querían abortar y que posteriormente se han arrepentido: «cambié de opinión». Eso también está bien. No tenemos que preguntar los motivos.

¿Cómo han fortalecido estos debates a Mujeres Aliadas?

Todavía no somos fuertes del todo [risas]. Ha sido difícil.

Lo importante es que ahora en Mujeres Aliadas hablamos abiertamente sobre el aborto, y que algunos estamos abiertamente a favor y otras no. Seguiremos dialogando al respecto.

Creo que lo más importante es que prestemos un mejor servicio a las mujeres gracias a estas conversaciones honestas. Si los miembros del personal son sinceros y respetuosos entre ellos, podremos dar lo mejor de nosotros a las mujeres a las que atendemos. Si nos respetamos mutuamente, trasladaremos ese respeto a nuestras usuarias.

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